Las prisas y la rutina muchas veces son un verdadero obstáculo para llevar una relación de pareja como nos gustaría. Al igual que en otros ámbitos de la vida, puede que también nos falte una comunicación sincera y escucha atenta en la relación de pareja. Es decir, una comunicación sincera y una escucha atenta en la relación de pareja.
Entrada la semana, nos encontramos con las rutinas, los quehaceres, y las alarmas a horas tempranas que dificultan mantener una comunicación que nos ayude a expresarnos en pareja. Lo dejamos pasar y se acumulan situaciones, conversaciones y vivencias que te hubiera gustado compartir.
La intensidad de la emoción asociada al suceso, transcurridos unos días desde que acontece, disminuye y lo mismo ocurre con las ganas de compartirlo. Donde había deseo, puede que ahora haya desgana. Y en esto también, el tiempo pesa y mucho.
Cuando algo tan esencial como la conversación y la comunicación en pareja tiende a adoptar esta dinámica, se posterga o no se le da el espacio que merece, entramos en el riesgo de perder esa unión y esa complicidad que nos confieren.
La comunicación sincera desde la primera persona del singular, las preguntas que se interesan por cómo ha transcurrido su día y una atención amorosa a las respuestas que nos ofrezca serán claves para mejorar eso que se ha perdido.
Sin que sea algo obligado, conviene encontrar un ratito diario para dar cabida a ese interés y a ese amor en forma de palabras, y evitar con ello que la emoción por compartirlo con la pareja se desvanezca.
El caso de Alfonso y Elena. Mejora de la comunicación y la escucha.
El paso de los años había hecho mella en la comunicación de pareja. El desinterés y la ausencia de diálogo se había instaurado en sus rutinas. Cada cual había encontrado su forma de desahogarse fuera de la pareja. De manera que, efectivamente, la distancia entre los dos se había hecho cada vez mayor.
Ella recurría a sus amigas para conversar y él se refugiaba en su mundo cuando de algún problema se trataba.
Él tendía a encontrar soluciones que ella no reclamaba y ella buscaba ser escuchada en momentos en los que Alfonso no estaba en disposición de escuchar.
Y sin una comunicación sincera y sin escucha atenta al respecto de las necesidades de cada uno en momentos concretos, el malestar individual no lo conseguían resolver.
¿Por dónde empezar? Alfonso fue el primero que supo identificar que, ante un problema o dificultad, necesitaba su espacio y una distracción transitoria para poder luego enfocarse en encontrar una solución.
Elena, al escucharle, comprendió que no le hubiera prestado la atención que ella quería en dichos momentos. Él se refugiaba en algo de su agrado. Y ella solo buscaba explicarse y expresarse, ser escuchada para liberar así sus preocupaciones.
Alfonso, entonces, comprendió los bombardeos que él sentía que eran los discursos de Elena, llenos de argumentos a favor o en contra de algo concreto.
No comprenderse en esas situaciones había derivado en perder toda comunicación entre los dos. Justo se saludaban al llegar o irse de casa, y se habían dado ocasiones en las que ni ese mínimo se producía.
¿Cómo empezaron a reconstruir? Mostrando interés por la pareja. Formulando preguntas relacionadas con el día del otro, manteniendo una escucha amorosa. Empezó Elena, que tenía una mayor facilidad de palabra.
Esto supuso una mejora en el bienestar de Alfonso, quien, dentro de sus posibilidades, ya mostraba disposición para el diálogo y, lo que era más importante para Elena, para la escucha.
En momentos de tensión o conflicto, cada cual conocía lo que el otro necesitaba, de manera que a veces ella esperaba un rato a poder expresarse, y otras, cuando el malestar era mayor, explicaba a Alfonso su necesidad y éste hacía un esfuerzo por satisfacerla.
Ambos comprendieron la importancia de hablar desde esas necesidades para llegar al entendimiento de la pareja y poder volver a tener lo que un día tuvieron.
Por tanto, cuando se trate de comunicación y de escucha:
- Conoce qué necesitas.
- Valora si la pareja puede ayudarte a su satisfacción.
- Conoce lo que tu pareja necesita.
- Considera ayudarle en su satisfacción.
- Sed flexibles y comprended que a veces prevalecerá la necesidad de una, y otras, del otro. Recordad guardar el equilibrio también en esto.