En las relaciones de pareja, como en las relaciones con cualquier otra persona, podemos observar cosas que nos gustan en ella y cosas que nos disgustan. Obvio. Cuando te atreves a aceptar a tu pareja tal y como es, cuando reconoces que no es como tú, incluyes eso que no te gusta de ella dentro del amor que sientes por ella y vives la relación de una forma mucho más consciente y feliz.
Las expectativas que depositas en ella ya no son producto de tu deseo porque cambie su forma de ser y hacer. Así que, dejas de tener expectativas y esto contribuye a tu propio bienestar dentro de la pareja.
La aceptas como es, aceptas sus luces y sus sombras, y cambias en ti eso que te producía resistencia a amar profundamente, lo consigues a través de ese trabajo de aceptación.
Obsérvate cuando es una aceptación sincera. Mira en tu interior lo que provoca en ti. ¿Sientes algún tipo de inquietud?, ¿sientes rabia cuando hace o actúa de acuerdo con eso que no aceptabas?
El trabajo de aceptación resulta a veces costoso. Revisar cómo te sientes en ese proceso de cambio interno es imprescindible para conocer si la aceptación de tu pareja es real y sincera. Cuando no lo es, distingues cierto malestar que se origina en tu interior.
Podrías indagar qué es lo que a ti te pasa con eso que sucede, y de dónde viene tu malestar. Eso que te molesta, ¿qué tiene que ver con tu propia historia de vida?, ¿cómo puedes trabajarlo y resolverlo?
Probablemente cuando lo identifiques en ti y le encuentres esa explicación que te permita comprenderte, podrás reconocerlo y aceptar amorosamente a tu pareja.
El caso de Roberto y Alicia. Aceptar a la pareja tal y como es.
Roberto se describía como un hombre hipersensible y llevaba ya un tiempo con cierto malestar dentro de la pareja. Sentía que algo les faltaba y le asustaba perder a Alicia.
En su entorno más cercano decía que no se imaginaba una vida sin ella, y al expresarse, se le removían las tripas. Solo con imaginárselo, su cuerpo ya reaccionaba.
Roberto, como digo, llevaba un tiempo advirtiendo cierta distancia con respecto a su pareja, Alicia, y convivía con una enorme preocupación que le impedía vivir tranquilo. Se sentía tan frágil con respecto a ella, que evitaba enfrentarse a tratar el tema y hablarle de su preocupación.
Ella tenía un fuerte carácter, y Roberto creía que en esa conversación que tenían pendiente él iría a sentirse pequeñito.
Así que Roberto tuvo que empezar a trabajarse. Empezó el camino de comprenderse en su sensibilidad y de verlo como un don, para después practicar y adquirir herramientas para manejarse en su relación de pareja sin sentirse pequeñito.
Utilizó su poderosa sensibilidad para conectar con Alicia y supo aceptarse también en ella. De esta manera, Roberto aceptaba en mayor medida el carácter que ya no percibía tan fuerte de Alicia (nada es casualidad), y se relacionaba desde su propia aceptación y la aceptación de ella.
Roberto comprendió que en la medida en la que él cambio su capacidad de aceptación propia, pudo hacerlo también con su pareja. Su preocupación con respecto a ella se disolvió.