En todas las relaciones de pareja sucede. Nada es perfecto, nada es ideal. Se trata de vivir y de experimentar las relaciones desde una actitud de reflexión y de humildad que te permita reconocerte en eso que te pasa, para tratar de hacer algo por ti y, en este caso, por tu relación de pareja. 3 consejos para cuando no estás a gusto en pareja:
- Identifica en qué situaciones emerge tu malestar. Revisa dónde no te sientes a gusto. Revisa dónde y cuándo te gustaría desaparecer. Sí, es natural que a veces tengas ganas de irte a la otra punta del planeta. Sí, es natural tener momentos y rachas de malestar, que te llevan a plantearte cosas impensables en otro momento. Todo se intensifica cuando no te encuentras bien, así que todo esto es también parte de ese malestar que está en ti.
- Comienza por hacer cosas que te agraden a ti. Permítete disponer de tiempo para ti. Sin eso no vas a mejorar en tu relación de pareja. Recuerda que eres tu prioridad y que se trata de empezar o volver a atenderte a ti misma para ir recobrando tu equilibrio interior.
- Haz memoria. Conecta con vuestros buenos momentos en pareja. ¿Qué hacíais?, ¿qué disfrutabais?, ¿cómo os sentíais en unión y complicidad? En la medida en la que hayas puesto en práctica la segunda clave, irás recobrando la energía suficiente para pensar en esto que te propongo. Y el mero hecho de proponer a tu pareja compartir algo, os confortará.
Cuando hay amor, es cuestión de reconstruir y de disponer de una base que os permita vivir la relación desde otro enfoque más saludable, consciente y equilibrado.
EL CASO DE MIREN E IGNACIO. No estaban a gusto en pareja.
Llevaban muchos años de relación. Habían pasado de todo juntos. Habían evolucionado como personas y la relación, a su par, también lo había hecho.
Miren era una mujer de pocas relaciones y le encantaba estar en casa, tranquila, ella. Tras unos meses difíciles de transitar, había dejado de hacer ejercicio, y la relación con Ignacio había dejado de ser la que era.
Ignacio tenía muchísimos planes en mente, y cada día venía con una nueva propuesta para Miren. Ella no podía soportarlo. Ignacio sabía que le gustaba la tranquilidad y, pese a ello, cada día al volver de trabajar le venía con un nuevo plan.
Ella se iba encerrando en sí misma. No sentía la energía suficiente para hacer otra cosa y los planes de Ignacio los sentía como losas sobre ella.
Miren contactó con mi servicio de coaching a través de correo electrónico, explicaba su situación y fue recibiendo acompañamiento así. En cuestión de días, ella pudo renacer. Empezó a pintarse las uñas, a ponerse máscara de pestañas, y a vestirse otra cosa que no fueran mallas.
Empezó a quedar con sus dos amigas íntimas para tomar café y volvió a disfrutar de lo simple. Empezaba a llenarse de amor. Estaba otra vez cuidándose. Retomó el teatro y fue a ver alguna obra. Y la lectura estaba presente nuevamente en su día a día.
Volvía a reconocerse en su rutina. Miren había incorporado sin apenas esfuerzo acciones que le estaban comportando un bienestar que, mantenido en el tiempo, empezaba a ser considerable.
Así que, recobrado el equilibrio interno, Miren ya iba sintiéndose en disposición de disfrutar también en pareja. Revivían momentos agradables, recuperaron su complicidad y Miren se explicó con Ignacio en su deseo de tener una vida tranquila, de acuerdo a cómo era ella, le animó a organizar algunos de esos planes con sus amistades.
Ignacio comprendió que a ese nivel no congeniaban tanto, y aceptó que Miren no quisiera acompañarle en esas propuestas.