De acuerdo, estás en un momento de tu vida en el que compartir tiempo con personas que no son afines a ti se ha convertido en un esfuerzo que no quieres hacer. Y llega un momento en el que paras y piensas… las amistades de mi pareja y ¿qué hago con ellas?
Es natural. Creces con personas que no has elegido y estableces relaciones en círculos que no son de tu interés, sin que tengas mucha posibilidad de cambio.
Actividades que no te motivan, dinámicas que no sacan lo mejor de ti. Así que, llegado el momento consideras que debes compartir tiempo con las amistades de tu pareja. ¿Es así?
Vamos a desmontar esta afirmación.
Nadie debería compartir tiempo con alguien con quien no está a gusto.
Los compromisos deben conllevar un deseo de estar y de compartir ese plan con quien te hayas comprometido. De lo contrario, el compromiso se convierte en una imposición.
Tiene mucho que ver con conocerte. Tiene mucho que ver con atender tus sensaciones e identificar si esas personas con las que compartes un tiempo merecen la pena para ti. Y no hablo de que no merezcan la pena ellas, por supuesto que sí. Hablo de que no serán compatibles contigo, y sí lo serán con otras personas más afines a ellas.
Al fin y al cabo, son amistades de tu pareja, ¿verdad? Las ha elegido ella en su vida, no tú.
De manera que, recuerda:
- No debes compartir momentos con quien no te apetezca.
- Las amistades de tu pareja no se convierten en tuyas a consecuencia de la relación.
- La amistad es una relación deseada y desinteresada que se construye en el tiempo con una persona.
EL CASO DE SILVIA. “Las amistades de mi pareja”.
Silvia era de pocas amistades y muy íntimas. Contaba con dos amigas de toda la vida en quien confiaba plenamente y se sentía reconfortada en su relación con ellas. Sentía que no necesitaba más, y estaba satisfecha con el alcance de ambas relaciones.
A su pareja esto le llamaba mucho la atención. No comprendía cómo podía resultarle suficiente relacionarse con dos personas prácticamente en exclusiva y rechaza su introversión cuando compartían tiempo con sus amigos y las parejas de ellos.
Reprochaba a Silvia que no tomaba parte de las conversaciones, que pareciera una “seta” y le advertía que iba a perder las ganas de salir por su culpa.
Silvia cargaba con un fuerte malestar a consecuencia de las abusivas palabras de él. Así que recurrió a mi espacio de coaching.
Ella necesitaba resolver esta cuestión que tanto afectaba a la relación de pareja. Así que Silvia tuvo que descubrirse y aceptarse, para después trabajar la asertividad y la necesaria expresión del NO, como forma de amor propio cuando su pareja le proponía planes que no le agradaban.
Se sentía tan mal en esos espacios y esas conversaciones de crítica hacia otras personas, las sentía tan superficiales, que finalmente se escuchó.
Atendió a los dictados de su más profundo sentir, y pudo poner límites a su pareja, pudo hacerse respetar y dejar que él fuera a planes de su agrado, sin que esto repercutiera en la relación ni tuviera un impacto negativo en el estado de Silvia.
Además, fue capaz de explicarle que no iba a tolerar un chantaje más en la relación de pareja que mantenían.
Y tú, ¿estás con quien no te apetece?, si revisas esto ¿sabes a qué se debe?